miércoles, 28 de octubre de 2015

Nazismo Matutino

Bueno, el título habla casi por sí mismo. Todos sabemos de qué va el nazismo, ¿no? Según Wikipedia, "Los nazis instauran el control reproductivo de la sociedad alemana. Es imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y sacar de circulación a aquellos que presenten defectos en nombre de la higiene racial, promoviendo la eugenesia y recurriendo a la eutanasia si hacía falta". En eso pienso cada mañana cuando me embarco en mi habitual viaje de una hora y media hacia el centro de la ciudad para ir a estudiar. Hablando de vivir lejos, una vez tuve una compañera que vivía en Rancagua y se demoraba menos que yo en llegar a clases. Me hacía bullying...

Retomando el nazismo, como todos sabemos y esto no es una clase de historia, los nazis querían eliminar a las razas menos puras para mejorar su propia especie, en detrimento de las demás. Y cada vez que tomo el condenado metro o uso Transantiago, pienso en eso. En esas ganas incontebibles de matar gente solo porque sí, sin razón aparente, y hacerlo pasar por limpieza de raza. En, al menos, esterilizar a algunos para que no dejen crías vivas en este planeta, porque, ciertamente, hay gente que está aquí simplemente gastando oxígeno.

Siempre me preguntó por qué la gente viaja en auto a sus trabajos, con esos tacos interminables de ida y de vuelta, lleno de bocinazos encabronados de gente enojada con la vida, hueones que no te dan la pasá ni aunque les hagas un queque, chóferes imprudentes que adelantan como si estuvieran en Rápido y Furioso y terminas encontrándotelos igual una cuadra más adelante porque se quedaron pegados en el semáforo que justo dio rojo, gente que recién está aprendiendo a manejar y avanza a 2 kilómetros por hora, o los que recién sacaron el auto de la automotora y van sin patente, manejando despacito para que el aire no les vaya a rayar el auto. Son los que tienen el auto un año entero con el plástico protector en los asientos, no sé por qué no les compran fundas... Con todas esas cosas malas, ¿quién quiere andar en auto por las mañanas? Yo no, me digo, porque no tengo auto y soy pobre. Así que tomo micro, metro, colectivo, bicicleta, patines; de todo, menos auto. Entonces está el otro dilema: usar el transporte público. Con la gente apretada como sardina, el olor a poto encerrado de los hueones cochinos (ni los lunes huele bien), las señoras velociraptor que te atacan salvajemente con sus carteras o el poto, dependiendo de lo que tengan más grande o a mano. También puede ser sustituido por un coche, una guagua o un carrito de feria. Con todas esas cosas malas, ¿quién quiere andar en transporte público por las mañanas? Yo, y no por opción, obviamente. Por eso me carga cuando alguien te empuja, tú le dices que tenga cuidado y el muy desmadre te responde "¿Por qué no te vai en taxi entonces?". A esos hijos de su puta madre malparidos, yo los mataría. Juro por Ilúvatar que los mataría. ¿Acaso creen que uno viaja por gusto ahí? Claro que tomaría taxi si pudiera. Es más, me iría en jet privado si pudiera. Y aterrizaría en sus testículos, o en su útero, para que no se reproduzcan jamás nunca en la vida. Claro que tomaría taxi, para no aguantar sacoweas como esos, ni tampoco a las viejas salvajes que parecen espartanas por conseguir un asiento. Una vez, en metro Tobalaba, una vieja de esas de mierda a las que todos odiamos, me empujó hacia un lado para quedar frente a la puerta y poder sentarse. Con toda la calma del mundo y la mierda hirviendo por dentro, le dije que tuviera más cuidado y seguí leyendo mi libro. La vieja no tardó nada en responderme con un sutil "Pa' que le dai tanto color, maraca culiá". Yo quedé con mi mejor cara de WHAAAAAAAT, le dije que era muy ordinaria y traté de seguir leyendo, a lo que respondió nuevamente "¿Y pa' qué tan señorita? Las señoritas como voh son las más putas". Le habría hecho un This is Sparta, pero habían demasiados testigos y cámaras. Y tengo un perro que depende de mi, así que lo pensé mejor, hice como que leía (a esas alturas ya no sabía qué mierda decía el libro, solo quería azotar con él a la vieja) y llegó el tren. Nos subimos y la vieja de mierda, pa más recacha, se sentó en el asiento que mi trasero se disponía a ocupar. Así que me senté al lado. Para los que viajan en Línea 4, quedé sentada en ese asiento huacho que está al frente del doble. La vieja estaba sentada en el asiento de la ventana. Cuando partió el tren, me siguió hueveando. Esta vez, con susurros al oído sobre lo puta que era yo y una infinidad de cosas que mi mente bloqueó. Yo no pesqué y traté de leer, pero no pude, así que me fui haciendo nada todo el camino, mientras la vieja dormía plácidamente. Y saqué una botella de agua de esas Vital de litro con pituto para beber más cómodamente. Qué buen invento... Yo me bajaba en metro Las Mercedes y la vieja seguía durmiendo, así que me dije que éste era el momento: Cuando el tren iba llegando a la estación donde me bajaba, me crucé mi bolso de deporte y lo afirmé bien, tomé mi botella con agua y la apreté hasta el infinito en la cara de la vieja de mierda, que casi se ahogó y empezó a aletear como Magikarp por la sorpresa. Obviamente, no me quedé a ver el espectáculo, las puertas se abrieron y yo corrí por mi vida como si fuera llegando tarde a una pep de Tato (una profe de contabilidad que es muy cabrona), pero las puertas no se cerraban nunca y temí por mi vida. Por suerte, no pasó nada y cuando el metro se cerró, vi a la vieja mirarme con odio a través de la ventana, con la impotencia misma reflejada en esos ojos cumas. A mí nadie me dice maraca y sale libre, perrita, ya tú sae...

Después de esa comiquísima anécdota, volvemos al día de hoy, donde mi nazismo creció a niveles descomunales, no por una situación específica como la de la vieja flaite, aunque hoy mi trasero se fue tocando con otro poto durante el viaje y fue incómodo y asqueroso al mismo tiempo. ¿Cómo sé yo si se bañaron? Hoy me fui más apretada que de costumbre y me puse a pensar en todas esas cosas que nos pasan a diario en los viajes, cosas que hacen que quieras limpiar el planeta de los sacos de huea, mejorar la especie y castrar a la mitad de la población. Imaginen todos los beneficios que eso tendría: menos reproducción, menos contaminación, menos bocas que alimentar, menos saturación de todo... ¡Puros beneficios! Deberíamos revivir a Hitler unos meses, a ver si se deshace de tanto imbécil que anda en transporte público en estos días...


10-4, mis queridos y no asiduos lectores de este disfuncional blog ♥~

1 comentario:

  1. ...tengo auto...pero viajó en metro...duermo sentada o de pie, da lo mismo, ningún viaje mío es igual al otro, solo coinciden en que algo duermo. Me han pegado, me han insultado, he enterrado los codos, pero lo peor que hice una vez fue correr mi cuerpo que era utilizado como pared para afirmarse justo en el momento en que el metro pegó uno de esos frenazos del terror. La imbécil que venía afirmada en mi cuerpecito casi se saca la mugre, su mirada de odio fue proporcional a mi placer de verla casi en el suelo y sin poder afirmarse. No voy a hablar de la vieja que me pegó un combo porque no pudo sentarse (colarse) en el asiento que yo sí me senté...lo dejaremos para otra ocasión, tampoco hablaré de la mujer que se desmayó mientras yo le daba la pasada para que se pudiera sentar...ni de las vez que denuncié a unos lanzas y el personal del metro inició la operación y me dijeron "espere el próximo tren, ya identificaron a los lanzas y los detendrán en la próxima estación", se siente bien desenmascarar a los ladrones (igual se siente miedo)...podría contar también de la vez que hice un operativo para que bajaran a un ladrón de la micro, en tiempo récord convencí al chofer de parar y esperar a que se subieran los carabineros para proceder a la detención, también convencí a los testigos de indicar donde estaba sentado el ladrón, bajé rápidamente de la micro y le dije al primer carabinero que vi fuera de la comisaría (donde se detuvo la micro) y raudos partieron a la micro, un carabinero por la puerta de atrás y otro por la puerta de adelante...bajaron al ladrón, a los testigos y ta ta tan a uno de mis testigos no le robó ni mi (claro, nosotros nos dimos cuenta) pero al otro testigo SI, le robó la colonia, el carabinero le pidió la descripción del objeto y ahí lo tenía el ladrón picante, paes adentro caballero, detenido. En ese momento comencé a tiritar y a sentir miedo, uno de los testigos me preguntó si me acompañaba a la casa, le dije "no, gracias, estoy bien, vivo cerca", al pobre caballero le faltaba medio viaje aún para bajarse, mi actitud justiciera le costó otro pasaje, a esa hora la micro ya se había ido...cuando hables de delincuentes, ladrones, lanzas, etc, te cuento las historias que no alcancé a contar y a detallar acá. Te amo pequeña

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