viernes, 25 de diciembre de 2015

Calurosa Navidad


♪♪ Calurosa Navidad
Arriba el sol quemando nuestras calles
Calurosa Navidad
Es el sudor que moja nuestros trajes

Aquí no nieva nunca
Aquí no hay noches blancas
No hay guerras de nieve
Pero hay bombas de agua, bombas de agua ♪♪


De todas las canciones navideñas del mundo, ésta es la mejor, por lejos. Refleja exactamente lo que significa la Navidad en este lado del mundo: cagarse de calor, nada de nieve, sandía en verano, duchas frías, andar en ropa interior/desnudo por tu casa. Anoche hizo un calor del terror y terminé resfriada con este clima de mierda.

Mi Navidad empezó el lunes pasado, cuando fui a  Meiggs a comprar lo que necesitábamos mi hermana y yo para hacer nuestro clásico regalo de todos los años: galletas. Porque con los años me di cuenta que a nadie le importa lo que le regales, sino cuánto le regales, así que decidí dejar de estresarme buscando el regalo perfecto porque nadie valora el esfuerzo, monetario y emocional, de ese regalo. Resulta que terminé comprándole un nuevo traje navideño a mi perro (el anterior se lo comió en algunas partes), calzas, demasiadas mostacillas, pocas cajas para envolver las galletas, me insolé, sudé demasiado, trataron de robarme el monedero, solo encontré la mitad de lo que necesitaba y me tomé un mote con huesillos.

Llegué tarde a mi casa porque el consumismo, el sistema imperante, el capitalismo, la fiebre navideña, el nacimiento del Pulento y el exceso de calor hacen que todo sea el triple de lento, caluroso, tedioso y agotador. El martes, llegué tarde a clases. El miércoles no fui a clases, desperté temprano (para mí, las 10 de la mañana es como madrugar), desperté a mi hermana (ardua tarea) y empezamos a amasar, cortar, hornear, sudar, bostezar, comer, seguir sudando con el horno y cabreadas, porque hacía un calor de mierda, mi casa es pequeña y el calor se demoraba menos que un pestañeo en llegar a todas partes, especialmente a mis axilas. Al final, terminamos de hornear a las 2 de la mañana, dormimos una mierda y nos levantamos el jueves a seguir horneando, cortando masa, adornando, llorando sangre, sudor y nada de lágrimas, porque el calor nos tenía deshidratadas y se nos iba todo el líquido en transpirar hasta por pestañear. Así que si usted probó nuestras galletas y las encontró un poquito saladas, ya sabe por qué.

El problema empezó cuando llegó mi progenitora del trabajo y teníamos el puto desmadre en toda la casa: la mesa llena de galletas sin adornar, las adornadas derritiéndose por el puto calor, fuentes con galletas recién horneadas sobre el mueble de la tele, en las sillas del comedor, encima de la cocina, sobre los sillones, en la mesa de centro... El único contento era mi perro, que corría a comerse todas las galletas que se desbordaban y caían al piso. Lo bueno es que no tuvimos que preocuparnos por limpiar el suelo, el Dante se encargó de todo. Quizá por eso no comió comida de perro ayer y la caquita le salió en arco iris por los colores del glaseado. Mi madre estaba furiosa, quería cocinar para poder cenar y nosotras todavía ni empezábamos a empaquetar nuestros regalos. Otro inconveniente fue cuando nos pidieron las budineras, llenas de galletas, para preparar la cena, Y tuvimos que meternos las galletas en un lugar que usted no quiere saber...

Pero después de arduas horas de deshidratación, la cara de mi madre presionándonos por terminar, y  mi perro harto de comer galletas quebradas, terminamos. A la hora del hoyo, porque se supone que teníamos que llegar a cenar con mi padre (mis viejos son separados) a las 21:30, pero a esa hora estábamos terminando de envolver las galletas, sin ducharnos y aún no habíamos pensado en qué ropa ponernos. Digo, la gente presume sus fotos felices en las redes sociales, tengo que verme bien al menos una vez al año. Así que mi hermana se fue a duchar primero, siempre eludiendo la parte aburrida de cocinar: limpiar el cerro de mierda que dejamos tras las galletas. Me calzó, como siempre. Pero no quise hacer bulla al respecto, porque es más enojona que yo y se taima altiro. Así que ella se echó en remojo mientras yo limpiaba y después intercambiamos roles. Mi mamá seguía enojada porque me había demorado mucho en la ducha y ya habían empezado a cenar sin mí.

Después de quedar pochos comiendo, abrimos los regalos antes de las 12 y, sorpresa, cosas muy pulentas y útiles, justo como me gusta en un regalo. Quiero hacer una mención especial a mi tía Evelyn, única lectora de este blog y mi fan número uno, que cree que sus regalos no nos gustaron. Tía, resulta que las cosas que nos regala son caras y mi presupuesto de estudiante no me permite pasar de la crema de lechuga con olor a verduras, y menos comprarme un perfume, ni siquiera una colonia de Avon con olor a pachuli, así que sus presentes son muy bienvenidos y siempre los uso. De hecho, espero los cumpleaños y navidades. Lo bueno es estoy de cumpleaños a mitad de año, así que sé que justo dos veces al año voy a poder cambiar de perfume. Además, piense que nuestras galletas tampoco son la gran cosa, pero están hechas con amor para usted (y le hicimos una caja aparte para que no se comieran las suyas; aún nos quedan, venga a buscar si se le hicieron pocas) y eso es lo que cuenta. Al igual que su regalo, porque es muy útil para nosotras. Y a mí, como a usted, me gustan los regalos útiles. La amo ♥

Resultó que me había puesto la ropa elegante antes de cenar y me eché medio plato de comida encima (todavía no aprendo a comer). Vuelta a escoger qué ponerse... Opté por lo clásico y me puse mi vestido estándar-salva-ocasiones-combinable-con-todo y partimos a la cena con mi padre. Sí, tuve doble cena de navidad. Esa enorme mancha de aceite en mi ropa valió la pena.

De camino a la casa de mi padre, me fui coreando unas cumbias clásicas con mi hermana: el Maestro, Ráfaga, Amar Azul, Sabrina, puros hits. La emoción no duró mucho porque mi papá estaba enojado. No es que nuestra ausencia o presencia en su casa fuera a cambiar el curso de la historia y el mundo tal como lo conocemos, pero ya eran casi las 12 y todavía no llegábamos, así que fue comprensible que se enfureciera. Lo bueno es que llegamos justo cuando estaban empezando a servir la mesa y, como no es mi casa, me dijeron que me sentara y no tuve que ayudar en nada, ni lavar loza después de comer. En esta cena no me manché nada, de postre había flan de coco y tomé bebida hasta la muerte. Hoy estuve orinando mucho rato debido a lo último. Ni hablar de que quedé hinchada como pez globo y parecía galón de 15.

Entonces, llegó el momento de abrir los regalos. Como hay dos niños en la familia, y no somos ni mi hermana del medio ni yo, habían infinitos juguetes. A mi hermana más chica le regalaron tantos estereotipos y trabas mentales, que quise vomitar. Pero no era mi casa. Ni mi familia. Es increíble como nos parece tan normal regalar a las niñas coches de muñeca, barbies, carritos de supermercado, cocinas, juegos de té, pinturas... Al otro niño presente, lo mismo: estereotipos masculinos por kilos, autitos, skate, un monster truck a control remoto, cosas de niño. Lo único que yo quería era salir a probar el monster truck y terminamos probando las burbujas gigantes. Recuerdo que, cuando era pequeña, mis padres me regalaban puzles, libros, y también cosas de niña. Tuve muchas muñecas que terminaron peladas de tanto cortarles el pelo, otras que parecían payaso asesino por el rush rojo de mi mamá que yo me comía a mascadas, pero las complementaban con esas otras cosas que no eran propias de mi género. Resulta que mi hermana pequeña y el otro niño están tan estereotipados por los adultos, que da vergüenza. Y es culpa de los adultos, que no se dan cuenta de lo que realmente hacen los niños cuando juegan entre ellos. Mientras esperábamos la cena, le pregunté a mi hermana menor y al otro niño a qué jugaban y me respondieron que a las visitas. El chico tomaba las muñecas y jugaba con ellas, eso no lo hace gay. Mi hermana tomaba un caballo y lo hacía volar como un superhéroe, hacía sonidos de explosión y gritaba cuando moría. Y yo sigo sin entender por qué los adultos encuentras anormal que a las niñas les gusten los autos o jugar a la pelota y que los niños acunen en sus brazos a una muñeca. Cuando chica, yo quería ser ninja.

Cuando llegó el turno de mi regalo, ya que es todo un ritual esto de abrir los presentes, me estaban grabando con un celular y un flash de mierda que me cegaba. Destrocé el papel, saqué el obsequio y se me cayó la cara, porque era lo mismo que me había regalado mi madre. Como mis viejos son separados y no se hablan entre ellos, sin querer, compraron lo mismo. Pero tuve que sonreír, hacerme la sorprendida y agradecer igualmente. Ahora no sé qué hacer con estos dos regalos. Lo bueno es que a mi hermana del medio le regalaron una bicicleta, lo que significa que dejará de usar la mía y yo podré dejarla en el patio juntando polvo por el poco uso como corresponde.

Esta navidad fue extraña, como express, a la rápida, no me gustó. No lo pase mal, ojo. Comí rico y por dos, el viejito me trajo muchas cosas cheveres que me hacían falta y no compro porque soy una holgazana mantenida que no se puede/quiere costear ciertas cosas aún (ahora viene el típico comentario de "Claro, pero para irte a mochilear te sobra la plata" xD). Pero sí, estuvo extraña. Lo mejor fueron las galletas porque me gusta compartir con mi hermana (ahora que somos tres, tengo que decir con mi hermana del medio) y ver su evolución en el proceso de las galletas: estar contenta y motivada, después chata de todo, enojada, luego riéndose porque me mandé algún cagazo, porque siempre se me queman las galletas, también a punto de llorar porque no hemos dormido ni comido bien horneando 400 galletas... Todos los años digo que no háré galletas nunca más, pero en el fondo me gusta.

Espero que su navidad haya sido chévere, que no le hayan regalado calcetines, peinetas o manteles, como a Patana, que haya comido mucho y dormido poco (esa es la premisa de estas fechas), y, por sobre todo (ahora el típico comentario estándar de estas fechas), disfrutado con sus seres queridos, ya sea consumiendo en exceso o regalando paz y amor, cada quien tiene su manera de ser feliz, eso no se juzga. Lo importante es pasarlo bien.


¡Feliz Navidad ♥!



10-4, mis queridos y no asiduos lectores de este disfuncional blog ♥~



martes, 22 de diciembre de 2015

Amigo Secreto

Uff, hace rato que no escribía. Para resumir, estas últimas semanas, todo lo que podía salir mal salió peor. Tuve un mes del orto, me fue como el cuerno en las pruebas, no me gané el Kino y mi perro tiene garrapatas, ¿qué podría salir peor? Que te inviten a jugar al amigo secreto. Con gente que no conoces.

Hace unos días, unos amigos me invitaron a una pool party, invitación que no pude rechazar. Al final, llegamos un poco tarde, nos metimos al agua y nos cagamos de frío durante dos horas. Todo para poder decir que igual usamos la piscina, aunque termináramos con terciana, los mocos congelados y el pelo tieso por el cloro. Pero nos bañamos.

Después de decidir que ya estaba bueno de hacernos los valientes, nos sacamos las fotos de rigor para zorronear que estábamos en la piscina, nos vestimos y partimos por las chelits y el copetits para pasar la noche y entrar en calorsh. En mi caso, no fue así. Estuve cagada de frío como hasta las 2 de la madrugada, por más que el dueño de casa se esmeró en pasarme toda la ropa que mi cuerpo necesitaba. Hasta calcetines me ofreció cuando dije que mis calcetas cortas de verano no abrigaban una mierda. Pero cuando me ofreció el secador de pelo, todo cambió. Gracias, señor dueño de casa ♥

Entrada la noche, el pequeño grupo en el que estaba comenzó a recordar viejos tiempos (eran todos amigos hace años y yo estaba ahí en medio), empezó a tirar tallas viejas que yo no entendía y, de repente, la frase del terror: "¿Y si jugamos al amigo secreto como el año pasado?". Obviamente, conmigo ahí haciendo el papel de La Extraña, tuvieron que incluirme en el sorteo para no crear un momento incómodo y no parecer descorteses con la invitada a quien nadie conocía. Pero empezó la discusión: usar papelitos con el nombre de cada, como antaño, o usar una aplicación que nos daría un nombre aleatorio a cada uno. Por los viejos tiempos, decidimos hacerlo a la antigua. Y no resultó. Después de intentarlo unas 4 veces, perdí la cuenta de los intentos siguientes, porque siempre había uno de nosotros que sacaba su propio nombre y había que volver a empezar. Así que nos rendimos y usamos la tecnología. No puedo creer que hayan inventado una aplicación para jugar al amigo secreto, pero existe, así que la usamos. Hubieron complicaciones con mi correo (pasan qué cosas), pero al final funcionó y todos quedamos felices, comiendo perdices y con un nombre secreto para regalarle algo.

Resulta que jugar al amigo secreto es un clásico, y mientras más, mejor. Pero es más estresante que la mierda. No sabes quién te va a tocar, por ende, puede ser tu mejor amigo o tu némesis. O sea, puedes terminar regalando el mejor obsequio del mundo o un pedazo de carbón al muy cabrón que hace de tu vida una película donde eres el tipo al que le hacen bullying todo el tiempo. Si es tu peor enemigo, está fácil: dos horas antes dices que no puedes llegar a la reunión para el amigo secreto y lo dejas sin regalo. No es que lo haya hecho alguna vez.

También, y esta es la peor situación de todas, te puede tocar un NN. Esa persona que no tenías idea que existía, ese compañero del piso 15 (tú trabajas en el 2) al que jamás le habías visto la cara, ni siquiera sabes cómo se llama, o jurabas que se llamaba Juan en vez de Roberto, ese individuo con el que nunca has compartido aunque llevan trabajando juntos los últimos 15 años, la persona que pensaste que nunca te tocaría, te tocó. Y no sabes qué hacer.

Es común que se fije una cuota máxima (o mínima, dependiendo de qué tan pudientes sean los jugadores) para que los regalos sean más o menos del mismo valor monetario y nadie se sienta menos o más por el regalo que hizo o el que le tocó. Y aquí está el otro problema: comprar un regalo que no supere el monto fijado y que no sea miserable. Existen ciertos tipos de personas que juegan el amigo secreto. La primera es la Neutra, esa que compra un regalo justo del precio indicado y puede ser perfecto o también neutro, medio fome, pero sirve. La segunda es la Detallista, no te conoce, pero igual averigua con tus conocidos qué poder regalarte, aunque sea un engañito, la cosa es salir bien parado. Suelen ser regalos prácticos. Un tercer tipo son los Cagados, esos que compran la hueá más barata del mundo en el bazar de la esquina y a última hora, te envuelven la cagá en un papel de regalo más feo que la mierda y no les importa, porque total es secreto y su miseria va a pasar piola. Muerte a todos ellos. Otra especie son los Regalo Estándar, o sea, que regalan chocolates: no importa la ocasión, siempre, siempre van a llegar con un chocolate. Puede ser un Trencito de luca o un Varsovienne de 25 mil, pero siempre va a llevar el chocolate bajo el brazo. Es la carta segura, nada arriesgado, siempre salva. También están los Pepe Pato, los que son más pudientes, porque encontraron el regalo preciso pero era más caro, porque les gusta lucirse, porque pueden. En esta categoría hay dos opciones: una, el hueón gastó más plata, pero se lució con el regalo y acertó, o, el hueón gastó más plata, pero su regalo era una mierda (pero una mierda cara), no era nada útil, pero se agradece igual. Al menos, llegó con el regalo. Por último, está el Hueón-Hueón, el hueón al que se le olvidó el regalo.

Por otro lado, están los tipos de personas que reciben los regalos secretos. Está el Ay que lindo, que encuentra todo lindo, dije, rico, buena onda, cachilupi, aunque sea un pisapapeles en forma de mojón, porque es positivo y siempre le va a encontrar la utilidad al regalo. También está el Iugh, el hueón que todo lo encuentra malo y miserable, aunque le hayas regalado un Relox 8000, de oro, bañado en super oro, con incrustaciones de diamante y engranajes de plastigoma. Nunca falta el Envidioso, ese sujeto al que le regalaste el Relox 8000, pero le gustaba la cajita musical de dos lucas de su compañero, porque no importa que su regalo haya sido el mejor, el pasto del vecino siempre es más verde. También está el Penita, esa persona a la que le tocó el regalo más mierda de todos y todos lo saben, lo miran y les da penita que haya tenido tan mala cuea (quizá su amigo secreto era el Cagado). Solemos encontrarnos también con el Falso Agradecido, categoría en la que cae la mayoría. No importa que tu regalo haya sido un pisapapeles en forma de mojón, o un Relox 8000, das las gracias al cielo divino y a todos los dioses de todos los panteones por haber sido merecedor de tan magno obsequio, te sientes dichoso, glorioso, bendecido por haber tenido la suerte que tienes. Usualmente, este sujeto se esmeró al menos un poco en el regalo para su amigo secreto, pero no ve retribuido ese esfuerzo en la mierda de regalo que le tocó. No confundir con el Ay que lindo, porque el Falso Agradecido es cínico, te va a decir que tu regalo era justo lo que quería, aunque por dentro esté llorando sangre y tu obsequio lo haga vomitar hasta la bilis. Al menos, le tocó regalo. Por último, está el Mala Cuea, el miserable y triste ser humano que era el amigo secreto del Hueón-Hueón y se quedó sin regalo.

Recuerdo un amigo secreto muy particular: estaba yo, joven y radiante, con tan solo 4 o 5 años (la cuestión es que iba en kinder) y nos tocó jugar al amigo secreto. Como éramos todos pequeños querubines de Dios (?), nuestros padres compraban los regalos por nosotros, así que no tengo idea si había un precio promedio para gastar en el obsequio. Y me tocó el papá Cagado, el regalo más mierda del mundo, comprado en el bazar a última hora y sin envolver: una alcancía. No es que fuera malo el regalo en sí mismo, todos hemos tenido alcancía alguna vez, sino la poca dedicación al asunto. Era una alcancía fea, ordinaria y tenía abollado un lado (espero que haya sido porque se les cayó en el camino y no porque estaba usada). Por último, si hubiera sido de algún monito animado, de las barbies, las tortugas ninja, alguna hueá. Pero nada, era una alcancía fea, común y corriente. Así que me tocó ser el regalo Penita, pero también fui el Envidioso, porque a otro compañero le regalaron un barco con legos, la hueá más bacan del mundo según yo (hasta el día de hoy). No como mi alcancía abollada y fea. Ese día dejaron de gustarme los amigos secretos. 

En general, cuando me toca hacer un regalo soy bastante dedicada, me gusta hacer regalos. Tengo por política no regalar chocolates de luca ni peluches estándar, como los típicos osos. Ya compré mi regalo para el amigo secreto, pero no creo que pueda entregarlo en persona, así que lo enviaré por encomienda (?). Espero que éste sea mejor que otros amigos secretos, la gente con la que estuve en el mambo era super simpática, especialmente el dueño de casa que me abrigó como hija única. Agradezco que me hayan considerado en su ritual navideño y espero que a mi amig@ secret@ le guste su regalo y sea feliz (?).



10-4, mis queridos y no asiduos lectores de este disfuncional blog ♥~



lunes, 30 de noviembre de 2015

Miguel Bosé

No pensaba escribir hasta después del 4 de diciembre, porque ese día terminan mis pruebas y ahora no tengo tiempo de nada. Básicamente, voy al baño, como y estudio al mismo tiempo, sueño con la materia y hace unos días tuve una pesadilla donde alguien se robaba mis textos de Políticas Públicas y desperté llorando... A ese nivel ha llegado mi trauma... Norma, me cagaste la vida...

Hoy no fui a clases para poder alcanzar a leer un texto para un control de mañana que tiene como mil páginas y otra vez quiero llorar... En fin, hoy desperté temprano, me preparé el desayuno y prendí la tele para que me hiciera compañía. Debo decir que en mi casa ven el Mega: noticiero matutino, teleseries, y, cuando yo estoy en la casa, el matinal. Sí, veo el matinal con Lucho Jara y la Karen Paola. Será porque a veces no encuentro el control y me da una soberana paja buscarlo y, como ya estoy sentada a la mesa, no pienso moverme. Además, el doctor chino que aparece a veces tiene unas recetas muy buenas para los males. El matinal del TVN no me gusta, el Copano me saca de quicio, el de CHV es como una mezcla de Primer Plano, Maldita Moda, SQP y todas esas mierdas juntas, pero tomando desayuno con cafecito. Y en el Trece... Bueno... Es muy fome, digo... Martin Cárcamo... Really? Lucho Jara es más gracioso y eso que el tipo me desagrada. Y la Tonka, bueno, está linda y buena, pero... Mi perro estornudando tiene más gracia. Así que veo el matinal más facho de la televisión abierta e intento ignorar eso, porque la sección de cocina es más innovadora que los otros canales y siempre muestran algún emprendedor nuevo y caro con productos ricos que algún día probaré, tienen al doctor chino que siempre molesta al Lucho y... Bueno, no hay mucho que decir, digo, es un matinal... Y hoy, cuando encendí la tele, estaban en el Mucho Gusto haciendo un resumen de lo que fue la Teletón, sus impresiones, lo contentos que estaban y bla, bla, bla... Y no, no hablaré de la Teletón, lo trucha que es la campaña mediática, el trasfondo económico que significa, cómo engañan a la gente para hacerle creer que dona y aporta a través de las marcas asociadas a la fundación, porque eso ya lo hice y me llovió arena infinita con el único argumento que he escuchado/leído hasta el momento, carente de todo sustento que no sea el emocional: "No importa cómo se consigan los recursos, la Teletón hace una excelente y linda labor". Así que sigamos justificando el statu quo porque se hacen obras de caridad, total..

Estaban sacando conclusiones en el matinal, cuando apareció en ¿subtítulos? que el programa había tenido una entrevista exclusiva con Miguel Bosé. Y yo había terminado de desayunar, lista para ponerme a estudiar, pero era Miguel Bosé, así que me senté de nuevo y esperé la dichosa entrevista, que fue muy fome, pero me enteré que viene en marzo y me prostituiré para verlo (?). No sé si es la edad, pero ya no me gustan tanto los conciertos, no termino de disfrutarlos. Pero a Bosé no lo he visto nunca y siempre me ha encantado, quizá haga una excepción por él y contribuya a sus campañas mediáticas y a su abultado bolsillo. Cuando le preguntaron qué significaba para él participar en Teletón, casi me convence de creerles el show que arman para juntar plata. Casi.

Ahora, todos se preguntarán por qué mierda empecé hablando de Miguel Bosé, los matinales, criticando a la Teletón brevemente, y por qué nada de esto tiene mucho sentido, como si fuera una mescolanza de opiniones sobre diferentes cosas sin sentido aparente. Hice, precisamente, esta introducción que no tiene nada que ver con el tema central, porque me encanta Miguel Bosé. Y porque lo vi cantar en la Teletón y lo amé de nuevo, una vez más. Y me puse a cantar Morenamia con pasión, porque es una de esas canciones sensuales que tienes que cantar desde dentro, moviéndote y dejándote llevar por el ritmo, sobre todo cuando toca la parte del ♪ Que nadie como tú me sabe hacer... Uff... café ♪ Ay, Dios mío... Te hago todo el café que quieras... Y me acordé de eso cuando estaba viendo la entrevista, de lo que proyecta este sujeto y como se le mojan los calzones a todas.

Sí, era flacuchento, chascón y desabrido cuando joven. Sí, después empezó a ponerse pelado, le salió guata, pero esa barba lo hacía ver muy sensual. Sí, ahora está aún más gordo y aún más pelado. Pero sigue conquistando corazones, calzones y adolescentes. A mi hermana, por ejemplo. La vieran cantar y bailar Don Diablo. Es que cuando alguien mira a Ricky Martin o a Chayanne, incluso a Ricardo Arjona, los miras y tienen sus músculos, ese físico que saca suspiros y otras cosas, que hace que algunas féminas les lancen los sostenes, son encachados, tiran pinta, los maridos se ponen celosos y dicen "Qué tiene él que no tenga yo", las señoras, adolescentes, tercera edad, todas se derriten. Y es entendible, muy lógico. Yo me desmayo si Chayanne me mira con su sonrisa entre inocente y coqueta/tímida. Saben a qué me refiero.

Pero, ¿qué tiene Miguel Bosé? La respuesta es nada. No tiene un cuerpazo, es fofo, no tiene pelo, le sobra ponchera, es talla XXL según vi en la Teletón, es delicadito... Pero tiene su qué, eso que no sabes explicar pero que te engancha igual, esa sensualidad distinta, que no depende de una cuestión física. Tiene un atractivo muy característico, que comparten otros artistas, como Johnny Deep, que también tiene eso que no sabes por qué te gusta, esa cosa casi misteriosa, oculta, más sensual que los mejores pectorales del mundo. No sé describirlo y mucho menos explicarlo cuando me han preguntado qué brillo tienen tipos como Bosé y Deep, que no son encachados pero arrastran más minas que Hugh Hefner en la Mansión Playboy. Es como cuando encuentro rico a un tipo muy ñoño, sin mucho llobri, o a una mina que otras personas encuentran lindas, yo las hallo genéricas. Mi hermana me entiende, en eso nos parecemos xD Créditos por la palabra genérica. 

Es que a veces la sensualidad no va de la mano de un buen físico, de unos oblicuos de infarto o de los pectorales del negro de Old Spice (¿a alguien más le perturba que los mueva?). Tipos como Bosé pareciera que te conquistan las neuronas y, por añadidura, las hormonas. Es  la pose que tienen, lo que transmiten lo que los hace más galanes que un feo promedio (?), esa sensación de que pueden ser sensuales y sexuales a la vez, que en la noche pueden mostrarte el universo y hacerte desayuno en la mañana, hablarte de arte, política, la inmortalidad del cangrejo, el hambre en África y de las marraquetas, como si nada. Son versátiles, sutiles, inteligentes, elegantes, como que te enamoran. Son sensuales primero y sexuales después. Además Miguel Bosé canta. Y en español de España. Con ese siseo que le suma +10 en sensualidad. 

¿Alguien ha visto el vídeo de Morenamia? Es la hueá más sensual del mundo (?). No, mentira, pero es muy sutil en lo erótico y, mezclado con la canción, es un todo que a las minas nos gusta. Esa cosa de ser erótico, sutil, suave. Y después, ¡shuum pa'entro! Bueno, bueno, no se pongan colorados, si es cierto. En resumidas cuentas, no sabemos por qué a veces nos gustan los machos que no son tan machos ni especialmente masculinos según los cánones sociales establecidos, pero están ahí y nos gustan. Quizá porque dicen palabras bonitas y a las mujeres nos gusta un poco de eso. Y también de lo otro. Todo en su justa medida. Quizá porque esos hombres interesantes gustan mucho, traen sorpresas. Quizá porque lo típico es el macho alfa espartano de pelo en pesho y algo que se salga de eso llama más la atención. Quizá porque, sí, a veces quieres al pelao de Brazzers en la cama, pero el resto del tiempo quieres a un Bosé también, que te haga nanai, que sea más sensual que porno. Una mezcla de los dos no estaría mal, ¿no? Digo, en cosa de gustos...

Iba a terminar esta entrada con un comentario más subido de tono por un comentario que me hicieron el otro día, pero luego recordé que mi familia lee esto, que saben quien soy y que después la persona que me hizo el comentario se va a sentir ofendida y se me le va a enojarseme. Así que me iré a seguir estudiando y a llorar por todo lo que tengo que leer. Mientras bailo~


♪♪ Y por mi parte
Sobra el arte, lo que me das.
Dámelo, dámelo bien
Un poco aquí y un poco ¿a quién?

Cuando tu boca
Me toca, me pone y me provoca
Me muerde y me destroza
Toda siempre es poca
Y muévete bien
Que nadie como tú me sabe hacer... Uff... café ♪♪



10-4, mis queridos y no asiduos lectores de este disfuncional blog ♥~

jueves, 19 de noviembre de 2015

De Vacas y Otros Menesteres

Hace más de una semana que no me paso por acá y ya estaba pensando en no hacerlo hoy y dejarlo para cuando tuviera tiempo. Ya saben, en plan "Hoy tengo demasiadas cosas que hacer, lo dejaré para más tarde". Y, al fina, ese más tarde no llega nunca y aplazas eternamente lo que tenías que hacer. Esto tiene un poco que ver con la última categoría de engrupimiento nivel Dios que definí en la entrada anterior, pero sin querer queriendo. Es simplemente que no hallé tiempo durante la semana para poder escribir un poco y tampoco tenía ideas, me dije. Así que escribiré justamente sobre eso. No, no sobre no tener ideas, sino sobre cómo nos justificamos infinitamente cuando simplemente no queremos hacer algo. Porque buscar excusas es fácil, muy fácil...

Usualmente, me gusta escribir en plan chistoso, divertido, dicharachero, como dicen. Pero hoy estoy algo más nostálgica que de costumbre, medio sensible si se quiere. Quizá es porque estoy menstruando. Sí, estoy menstruando y lo acabo de publicar en una red social, ¿algún problema? Ok, eso fue un poco agresivo xD Me comportaré como cualquier mujer promedio (sin ofender) y culparé a la regla de todos mis males, del hambre en África y de mi vida en general. Además, estoy con una jaqueca de los mil demonios y no ayuda.

Ahora sí, a lo que vine: hacer que mientras usted lee esto se sienta miserable y conformista, lleno de vacas en su vida. Tantas, tantas vacas que podría tener un rebaño entero y usarlo para comercializar. ¿Por qué hablo de vacas? Bueno, hace un tiempo me prestaron un pdf con el título "La Vaca", así bien sencillito. Aquí está el link por si, después de leer esto y odiarme o darme las gracias, quiere saber más sobre el asunto.

Resulta que a veces vamos por la vida diciendo que no tenemos tiempo para compartir con la familia, la pareja, el perro, con nosotros mismos. Para hacer cosas sencillas como perder el tiempo escribiendo en un blog, dormir la siesta, viajar por el mundo o dejar de tenerle miedo a las arañas. Básicamente, nos justificamos con que así estamos bien, porque podríamos estar peor y, al final, las cosas no están tan mal. Así que seguimos el mismo camino que siempre hemos seguido, con una suerte de conformismo no asumido, porque nadie quiere que te apunten con el dedo y te digan "Eres un conformista de mierda y, si sigues así, se te va a pasar la vida sin hacer nada". Al menos a mí no me gustaría que me lo dijeran en la cara, mínimo que sea en privado y me alimenten primero para aplacar a la bestia (?). Justamente, este texto habla sobre el conformismo en el que nos acostumbramos a vivir a diario y que termina volviéndose nuestra realidad. Es como cuando dices tanto una mentira que al final terminas creyéndotela.

El libro empieza con el autor contando sobre cómo se enteró del cuento de la vaca y por qué quiere compartirlo con el mundo, en plan Paulo Coelho, pero directo a la vena, sin metáforas e historias extrañas donde te buscas a ti mismo y tu esposa te espera al final de la travesía con una espada. Sí, odio a Paulo Coelho, pero lo he leído para poder opinar. Y porque me regalaron unos libros, que reafirmaron mi postura al respecto. Pero, si usted está enamorado o le gusta alguien y cree que es el amor de su vida o, al menos, el amor de su vida en este momento de su vida, regálele "Brida", es una historia muy linda sobre las almas gemelas y por qué a veces podríamos querer a más de una persona a la vez. No, no justifica su calentura, si eso pensó. Ahora, si a su pareja no le gusta leer, déjela. Nadie merece vivir sin amar al menos un libro en su vida. Igual, no venía a hablar de ese libro. Otro día haré reseñas sobre mis libros favoritos. Un día en el que no tenga nada interesante para escribir, como hoy.

La historia de la vaca es una enseñanza de un maestro a su discípulo y empieza como cualquier enseñanza en plan Karate Kid: el maestro se lleva al discípulo a un viaje por la pobreza de los campos de algún lugar donde los campos y la gente eran muy pobres. Ambos llegan a una casucha pobre, pero no pobre, sino paaaaaaaaaabre, así como la Botota cuando era cabro chico. Al estilo mediaguas de campamento, me imagino yo, pero sin antena de Direct TV en el techo. En esta casita vivían 8 personas y solo sobrevivían con la leche que les daba la vaca, una vaca flaca como perra callejera vieja después de parir. Figúrese usted, así de flaca. Pero, a pesar de lo escuálida que era la vaca, la familia paaaaaabre de esta casuchita era envidiada por sus vecinos (ya saben eso de el pasto del vecino siempre parece más verde) porque ellos eran aún más paaaaabres y no tenían ni siquiera una miserable vaca, aunque estuviera escuálida y diera leche en polvo (?). Maestro y aprendiz se alojaron con esta familia una noche y partieron en silencio después. Aquí viene el PERO y la enseñanza. Pero antes de partir, en el más silencioso silencio, el maestro tomó a la vaca y la tajeó oee! El discípulo estaba en shock porque su maestro, que parecía tan sabio, había eliminado el único sustento que esa pobre y casi indigente familia había tenido. La cuestión es que el viejo no le dio ninguna explicación a su aprendiz y se largaron antes que el dueño de casa cachara que se habían echado a su vaca. 

Pasado un año, el maestro le dijo a su discípulo que volverían a visitar a la paaaaabre familia con la que habían estado, pero no encontraron la casa con la que se habían topado la última vez, sino que vieron una casa más decentita, de esas con porche, tal vez, pintura en damasco y ventanas con cortinas lindas. Y, para sorpresa del aprendiz, que obviamente no cachaba ná de la vida hasta entonces porque era pollo, el hombre que abrió la puerta era el mismo que los había recibido antes, pero tenía ropa limpia y olía a higienizado. El tipo les explicó que alguien se había echado a su vaca (algún vecino envidioso de su progreso, seguramente) y que la familia había estado a punto de morir, pero que lograron salir adelante porque no podían morirse de hambre simplemente porque la vaca se les había muerto, así que buscaron otras fuentes de sustento y se hicieron prósperos granjeros. Todo gracias a la vaca muerta, que los libró de la miseria y los llevó a la gloria que jamás habrían conocido si la vaca siguiera con vida.

La moraleja es que, al igual que la familia de la historia, a veces nos conformamos con lo que tenemos porque creemos que podríamos estar peor aún. Y nos aferramos a vacas metafóricas que nos impiden avanzar en la realización de nuestros sueños, o lo que sea. Pero, si logramos deshacernos de nuestras vacas, podremos ver que hay mucho más de lo que creemos, de lo que vemos o percibimos como estar bien

El texto define las excusas, en general, como las vacas más frecuentes, pero también puede ser un pensamiento irracional que nos paraliza y no nos deja actuar. Como cuando veo una araña y siento que se me suelta el esfínter, se me aflojan las piernas, me sudan las manos y quiero desmayarme, todo al mismo tiempo. Bueno, en eso pensé yo cuando leí esa parte. También están las justificaciones, que son vacas disfrazadas, según el autor, que son explicaciones para, y voy a redundar, justificar el por qué de estar como estamos. En resumen, todo es para eludir nuestra responsabilidad frente a las cosas que hacemos, o dejamos de hacer, a pesar de que siempre ha estado todo bajo nuestro control. Pero somos expertos en culpar a los demás.

Así que deje de excusarse y haga las hueás, no lo piense tanto, viva más, carpe diem, así es la vida, juegue, ríase, duerma, saque a los brocacochis a la plaza, cómprese una moto y salga a recorrer la carretera, hágale una fiesta sorpresa al perro para su cumpleaños perruno si quiere, métase a clases de yoga o zumba, baje de peso, busque otro trabajo si el que tiene no le gusta, aprenda alemán, deje las penas saladas y ponga más azúuuuuucar, como Celia Cruz, juegue Kino aunque no se lo gane, vaya al bingo fome que organizaron en su barrio, converse con los vecinos, hágase presidente de la directiva del curso de su hijo, aprenda a bailar salsa, escale el Everest, sepárese o cásese (según sea el caso), salte en bungee, haga rafting, coma dentro del supermercado y después no lo pague, deje de usar ropa interior (ojalá pudiera dejar los sostenes), rápese... Pero, por favor, deje de excusarse con que el tiempo, el nivel del mar, la alineación de los planetas, la dirección del viento, su miedo a esto, el temor a aquello, etcétera. Creo que la metáfora y la enseñanza quedaron más que claras.

Al menos yo, me deshice de una vaca escribiendo hoy. Pero tengo que estudiar más que la mierda, así que me quedan muchas vacas aún. Por ejemplo, Evaluación de Proyectos. Y culparé directamente a mi jefe de carrera, que tardó 3 semanas en inscribirme el ramo y me atrasó eternamente para poder ponerme al día. Es más fácil culparlo a él porque es un burócrata de mierda, en vez de asumir que no conozco a nadie en el curso y no sabía a quién hablarle porque soy tímida para conseguir un cuaderno decente y poder estudiar. Pero ahora se me juntaron las pruebas de los 5 ramos y estoy hasta las pelotas con materia que leer, ejercicios matemáticos que no sé hacer, con menos de 5 horas diarias de sueño, clases de natación 4 días a la semana, clases de flamenco, un perro que sacar a pasear, una abuela a la que no he visitado hace mucho tiempo (mami, te amo), y una cama a la que no le he cambiado las sábanas no me acuerdo desde cuándo.

Estúpidas lecturas que te carcomen la mente y te hacen pensar en lo basura que eres a veces... ¡Te odio, Paulo Coelho!



10-4, mis queridos y no asiduos lectores de este disfuncional blog ♥~




martes, 10 de noviembre de 2015

Engrupir

¿Qué es engrupir? Meter tollo. Máh ná te digo oeee!! Pero no cualquiera puede engrupir, es algo con lo que se nace. Y ese don se respeta.

Apuesto que, cuando leyeron engrupir, lo primero que pensaron fue en engrupir a alguien en plan conquista. Pero ese es uno solo de los tipos de engrupida que te pegas en la vida. Unos lo hacen mejor que otros, eso está claro. Los hombres suelen tener que engrupir más que las mujeres, así que hablaremos de ellos primero. Está el perrito-zorrón-papá, no necesariamente cuico. Recordemos que ser zorrón es cuestión de actitud. Esta especie se caracteriza por decir cosas lindas, al estilo de "qué hace una chica como tú en un lugar como éste" aunque ese lugar sea una fila en el banco, una plaza o el funeral de tu tatarabuela. También están, al otro lado de la vereda, los que no saben engrupir y es justo su torpeza lo que termina engrupiéndote, esa mezcla de timidez y ahueonamiento que tú quieres conocer. Y los término medio, que lo intentan hasta que te engrupen. Esos te ganan por cansancio y a veces traen gratas sorpresas. En la esquina femenina están las mijitas ricas a las que tienes que engrupir con magíster. Usualmente, ellas no necesitan engrupir, porque saben que son ricas y les llueven los pretendientes, los que las pasan a buscar para ir al carrete, o qué sé yo. Serían el símil de los zorrones y a veces se fusionan. De este lado también están las que no saben engrupir, que terminan muchas veces friendzoneadas porque no supieron conquistar a su gatito (me pasó), pero no les resulta como a los hombres, así que se quedan sin conquista. Y están las que también son término medio, que no son ricas ni demasiado feas, así que me incluyo en este grupo. Somos las que sabemos que no estamos demasiado ricas, pero somos inteligentes, así que por ahí va la cosa, metemos cuento, conversamos, somos las simpáticas, que te hacen reír y al final igual te conquistan. Puta, acabo de revelar mi secreto (?). Hablando de engrupir para conquistar, en mi reproductor de música está sonando justo en este preciso momento Be My Lover, de La Bouche:


I must confess 
Girl, yes, I wanna be your lover 
Take a chance, my love is like no other 
On the dancefloor getting down 
Hold tight, I'll never let you down 

A ha ye heyee wanna be my lover 
A ha ye heyee wanna be my lover 

Qué temazo.... En fin, prosigamos.

Engrupir para conquistar era solo una de las categorías. También, y siempre menospreciada, está la engrupida académica, esa con la que te salvaste en la prueba de filosofía o cualquier materia/ramo que sea de mucha lectura y no requiera tanta precisión como matemáticas. Ahí estás cagado. Aunque igual se puede meter tollo. Una vez lo hice en una prueba de física de la que no tenía carajo idea, así que inventé, en una de esas le achuntaba. Y la profe me dio puntito por el esfuerzo. Igual me saqué un rojo, así que el tollo no sirvió. Pero hay ramos, no física, que le permiten a uno, que tiene el don de la palabra (escrita, porque eso de socializar en persona se me da algo mal), explayarse, desenvolverse, hacer uso de todas las artimañas y tecnicismos aprendidos a lo largo de cinco años de universidad, de cada palabra extraña que a veces ni conoces, pero suena linda, y te lanzas a morir no más, igual que Américo. Eso hice en el control de hoy. Luego les cuento cómo me fue y si la engrupida resultó. Espero que sí, no quiero que la profe me siga contando durante otro semestre del mismo viaje a Francia en el que descubrió con sus propios ojos lo tercermundistas y subdesarrollados que somos. Profe, ya lo sabemos. Gracias.

Otro tipo de tollo es el que le metes a tus progenitores cuando quieres conseguir algo o salir por ahí. Usualmente, es una herramienta utilizada constantemente por los adolescentes. Un saludo a mi hermana, que jura que nos hace hueones xD Te amo, enana. Así, consiguen permiso para ir donde la Esta y se van a la casa del Este. Yo nunca hice eso, porque mi interacción con especímenes masculinos en la adolescencia fue bastante escasa. Así que, efectivamente, me iba a la casa de la Esta, que siempre nos alojaba, y tomábamos como poseídas. Tecito con sabor y hierbas, obviamente. Es que son super ricas. A veces tomábamos tanto té que había que ir al baño a evacuar. Una vez encontré a dos de mis amigas tomando tecito en la tina y cantando esa canción de Piratas del Caribe en que Jack Sparrow está en un bote y todos brindan, yoho! Lo que hace el té... El recurso de utilizar a tus amigos es muy típico y a veces tus padres igual te compran, pero la mayor parte del tiempo hacen como que te creen y te dicen que sí solo para deshacerse de ti y poder meter bulla en la casa (?).

También está el chamullo a los amigos y/o a la pareja. A los amigos a veces les dices que no podrás salir con ellos porque estás cansado, lleno de pruebas, agobiado por la existencialidad de los cangrejos y el hambre en África, porque no quieres decirles que vas a salir con el/la pololi para que no te hueveen de por vida con cosas como que los dejaste botados, que cambiaste, que ya ni apañas a las chelas, etc. A la pareja le dices que te vas a la casa de la Esta o del Este a estudiar, o algo muy piola porque estás cansado, lleno de pruebas, agobiado por la existencialidad de los cangrejos y el hambre en África, cuando en realidad estás en el puente de Mapocho en Bellavista gritándole al edificio de la Telefónica que alguien te cagó la vida, después de haberte juntado a chelear con los amigos y a tomarse algo piola si eres fémina. Si usaste la bici rosada con canasto de tu hermana chica, estás aún más cagado. Por cierto, ¿alguien más cachó que Ariel Levi está terrible rico ahora?. Digo, si hubiera estado así en Promedio Rojo, demás se come a la compañera española. Pero no habría existido película. Y nosotros no tendríamos con quién identificarnos en las miserias de nuestras vidas.

Por último, está el cuento que te creas a ti mismo cuando te mandan a hacer algo que no quieres hacer, o tienes que hacer algo que ya no puedes aplazar más, como cortarte el pelo porque ya te gritan Rapunzel en la calle, o estudiar. Siempre hay algo más importante, te dices, como ir a comprar pan, arreglar el cierre de un polerón que ya no usas o sacudir tu pieza y terminar haciendo aseo general en toda la casa. Procrastinación, ¿quién te conoce? Este tollo es el más cuático, porque sí, es difícil convencer a otras personas de esto o aquello, pero convencerte a ti mismo y ganarle a tu mente es supremo. Te autoconvences de que no tienes/ no puedes hacer lo que tienes que hacer cuando tienes que hacerlo y lo aplazas, lo aplazas, lo aplazas y lo aplazas... Hasta que te das cuenta que tienes dos pruebas, tres trabajos, tu perro parece mendigo, se te cayó el diente por la carie, tu pololi terminó contigo, ya no tienes amigos y y más encima te fue mal en la prueba en la que intentaste cuentearte a la profe con tu sabiduría postmoderna de universitario revolucionario al peo. Digo, a alguien le tiene que haber pasado alguna vez.

Por eso, no crea todo lo que le dicen, haga lo que tiene que hacer cuando tiene que hacerlo, respete para que lo respeten y edúquese lo más que pueda. Para no tener que engrupir a nadie.


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viernes, 6 de noviembre de 2015

De Abuelas y Otras Cosas

NOTA: Esta semana estuve estudiando y me pasé 12 horas diarias en la universidad, pero todo sea por no echarme más ramos y salir luego. En realidad, culpo al jefe de carrera, que se demoró tres semanas en querer inscribirme los malditos ramos y me quedé tres semanas atrasada en materia y controles. Si usted, señor jefe de carrera, llegara a leer esto por alguna divina razón, sepa que mi odio por usted quema con la intensidad de mil soles. Sepa también que todos extrañamos a la otra jefa, que te hacía estar un día entero haciendo fila para un número, pero entrabas a su oficina y te solucionaba todo el mismo día. Nada de burocracias de mierda y "mándeme un correo" que tarda una semana entera en ser respondido. Lo odio y por eso no he podido actualizar el blog. Fin del comunicado.



Ahora, lo que nos convoca. Dicen que en el mundo, madre hay una sola. Y abuelas también, porque ellas son madres, así que la regla también aplica. Chúpate esa, silogismo (?). En mi caso, tengo una abuela (madre de mi papá), una bisabuela (mamá de mi abuela materna) y una mami (mi abuela materna), que es como le decimos en la familia a nuestra matriarca. A mi abuela materna nunca le dije abuela, es más, a ella no le gusta que le digan así. Y como siempre escuché a mi madre y a mis tíos decirle Mami, así quedó.

Siempre dicen que las abuelas son las que te consienten en todo, porque ya criaron y ahora se dedican a malcriar a sus nietos. Excepto la mía, que me pegaba con la chancha de suela y me hacía zumbar el culo cuando me portaba mal. Mi Mami es de las abuelas que te crían, no de las que vas a visitar el fin de semana y te prepara tu comida favorita si no te ha gustado la comida de adultos. Mi Mami es de las abuelas que te cuidaban porque tu mamá tenía que ir a trabajar. Es de las que te enseñaron a ir al baño y te gritaban cuando te meabas. Es de las que te enseñaron a leer y te hicieron almuerzo cada noche para llevar al liceo. Es de las que a veces sientes que no quieres porque eres pequeño aún y no entiendes que todo lo que ella hace, lo hace por tu bien. Pero luego vas creciendo y todas esas cosas que te enseñó en el camino ahora son útiles. Como aprender a usar los mil cubiertos en una cena (el día de mi gala de IVº Medio por fin usé tales conocimientos). Bueno, nunca más fui a cenar a un lugar elegante, así que ya lo olvidé.

Mi Mami es de esas abuelas que te hacen papilla los porotos y las lentejas y ponen todo en un envase de Colados Nestlé para que tú creas, en tu infantil ingenuidad, que son colados de verdad. Porque eres mañosa y no comes cualquier cosa, o eso crees tú.

Recuerdo que una vez, como a los cinco años, yo estaba jugando a balancearme en el sillón de su casa, mientras me metía una brocheta de esas de maderita a la boca, solo porque quería morder algo. Mi Mami me dijo "Sal de ahí, que te vas a romper la boca". Obviamente, yo protesté porque, según yo, ella no sabía nada de diversión. Y yo lo estaba pasando cachilupi. Volvió a repetirme que dejara lo que estaba haciendo al menos unas tres veces más. Y después no dijo nada, porque el sillón se me dio vuelta y la brocheta me rajó el paladar hasta el esófago, más o menos. Luego de eso no recuerdo nada más. Mucho dolor, probablemente. A veces, en la familia, dicen que mi Mami es media bruja. Mi papá solía decir eso, quizá porque era la suegra. Es que ella siempre dice algo y ese algo pasa.

A mi Mami le encanta cantar y andar silbando por ahí. De hecho, lo hace muy bien. Cuando pequeña, envidiaba su manera de silbar, con los cachetes inflados y una melodía como la que silbaban las princesas en las películas de Disney. Y yo solo escupía mucho cuando lo intentaba. Pasan que cosas... Y esas imágenes, de ella cantando por ahí, son los primeros recuerdo que tengo de ella, flaca, con el pelo largo y el escobillón, entonando canciones de la Violeta Parra mientras hacía el aseo. Tanto era lo que cantaba, que yo juraba que ella era la mismísima Viola, porque era igualita. Si alguien ha visto fotos de mi Mami cuando era joven, podrá corroborar mi historia. Bueno, quizá por eso me gusta tanto la Violeta Parra, porque me recuerda a mi abuela cantando mientras me cuidaba. Y, hablando de música, en su casa fue que me enamoré también de Los Tres, cuando vi un vídeo en esas televisiones antiguas sobre muchos cigarros que iban a conocer el río, pero uno de ellos moría. Triste vídeo para una niña tan pequeña.

Hace unos tres años, le escribí una carta para su cumpleaños. Justo unos días después, alguna de sus hermanas le dijo algo así como "Si a ti tus nietas no te quieren, eres muy pesada y enojona", o algo así. Mi Mami sacó la carta que yo le había escrito y todos terminaron llorando por lo emotivo de la letra. Es que es cierto, mi Mami es muy enojona, grita bastante y a veces es pesada. Pero antes de todo eso, es nuestra abuela y nos ama incondicionalmente. Sé que si le dijera que hice lo más terrible que alguien se pudiera imaginar, ella me apoyaría de todas formas y estaría ahí para mí. Después de haberme tirado una chancla por la cabeza, seguramente. Pero estaría ahí y eso es lo que cuenta para mí.

Hay muchas cosas que quisiera agradecerle, pero no terminaría nunca. Una de esas cosas es que gracias a ella que estoy en la universidad. Siempre es la primera a quien le cuento que pasé un ramo, es la más contenta. Y también la más triste cuando he reprobado. Siempre está pendiente de todo y de todos. En serio, no sé cómo lo hace. Pero me ha llamado para despertarme y recordarme que tengo que ir a algún sitio, para retarme, para felicitarme por el cumpleaños y hasta para decirme que va en camino cuando estoy enferma. Incluso ahora, con 23 años y ella con 65, mi abuela sigue cuidándome. El año pasado, cuando me accidenté, fue cada mañana a darme almuerzo porque no podía ni limpiarme el trasero por mí misma. También me bañó varias veces durante ese tiempo y se preocupó por mí. Todo eso antes de irse a trabajar. Y yo en las mañanas a veces no alcanzo ni a tomar desayuno porque se me va el tiempo volando.

Si tuviera que señalar a alguien que me ha enseñado mucho en la vida, esa eres tú, sin duda alguna. Cosas tan triviales como sentarse correctamente a la mesa. Y cosas más esenciales, como no dar nunca nada por perdido, esforzarse por lo que se quiere y salir adelante a pesar de todas las cosas malas que te puedan pasar. Porque siempre puedes ser mejor si te lo propones. Por eso, de todas las personas a las que alguna vez he decepcionado, tú eres la más importante de todas. Cuando te fallo, no sabes cómo me duele.

A veces te miro y pienso en los años que tienes, por todo lo que has pasado y todo lo que haces por todos nosotros desde que cada uno llegó a tu vida. El almuerzo, los trajes de fiestas patrias, los chalecos y las bufandas, el estuche con mi nombre bordado que perdí junto a la mochila, las zapatillas para navidad, las idas al doctor. Aún recuerdo que siempre te preguntaban si eras mi madre. "Es que se ve tan joven", te decía el doctor. Es más, todavía te preguntan lo mismo.

Traté de hacer este post ligeramente gracioso, como el chiste de la foca que siempre cuentas, que es muy fome, por cierto. Pero es inevitable ponerse sentimental contigo cuando te dedico algo, pensar que algún día ya no estarás más y me dejarás un vacío enorme que sé que nada ni nadie va a llenar nunca. A veces conversamos con mi hermana sobre esto y siempre llegamos a la conclusión de que nos va a dar depresión.

Pero ¡alegría, alegría!, que hoy es tu cumpleaños y vamos a tirar la casa por la ventana. Nah, mentira, no tengo ni pa' cargar el pase.

Gracias por todo. Nada específico, en realidad, porque las palabras no alcanzan para dar cuenta de lo mucho que te amamos, para agradecer lo que has hecho y lo que sigues haciendo, para siquiera lograr que la gente entienda lo que significas en nuestras vidas.

Cuando me preguntan si tengo abuela, yo respondo que no. Porque yo tengo una Mami, que es mucho mejor. Y de ésa sí que hay una sola.

Feliz cumpleaños~

Te amo ♥


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viernes, 30 de octubre de 2015

Esto es Halloween, esto es Halloween, Halloween, Halloween, Ha-Ha-Halloween ~

Sí, sí, ya sé que halloween es mañana. Los feriados más fomes de la vida son los feriados en fin de semana. Nadie se entera que es feriado, no te dan día sandwich en la universidad/trabajo/colegio/etc. y la festividad pasa más desapercibida que yo en el metro con mi 1.50 m de estatura.

Muchos mitos hay en torno a esta festividad extranjera como la catalogan los menos asiduos a juntar caries por tanto dulce en esta época del año. Que no es de nuestra cultura, que diaboliza a los niños, que mejor los disfrazamos de cosas lindas para que no se perturben sus almas, que Dios, que los evangélicos que ahora tienen feriado... Como si celebrar la Pascua de Resurrección y el Año Nuevo se hubieran inventado aquí, justo en Chile. Hasta donde sé, el único feriado nacionalmente nacional son las fiestas patrias. Y no quiero ponerme a hablar de aquellos que se dan con una piedra en el pecho en esta fecha por lo sacrílego de halloween y no saben ni hacer el paseo en un pie de cueca. Me los paseo a todos ustedes, mis no asiduos lectores, si son de ese grupo anti-haloween y, a la vez, no saben bailar cueca. Igual los amo. Carajo, le hablo a un público ficticio que no lee esto, como si tuviera un millón de fans xD

Cuando era pequeña (de edad, porque mido lo mismo desde que nací), mi padre era de esas personas que no estaban de acuerdo en celebrar halloween, porque era diabólico, satánico y pagano. Y, bueno, por esas cosas de la vida, tampoco sabe bailar cueca. Mire usté... Bueno, el asunto es que yo tenía una tía abuela (en paz descanse) que vivió un par de años en Gringolandia y allá el halloween es da rial poh bro, con mucho adorno y parafernalia. Cuando ella volvió a Chile, se convirtió en esa selecta elite pseudo-extranjera-acomodada que celebraba halloween. Digo selecta porque hace solo un par de añitos esto se masificó en la clase C3 de nuestra sociedad, antes de eso solo en algunos sectores más pudientes se conocía sobre esta tradición que no es gringa, obviamente. Si usted considera que mi comentario es muy clasista, me la suda, porque hay bibliografía que respalda esta opinión (pondría un enlace, pero con cuea sé abrir el correo para escribir aquí), que no tiene otra intención que la de ejemplificar los cambios sociales que han ocurrido a lo largo de los años. Esta tía mía celebraba el halloween a todo cachete, adornando la casa con mil cosas, fantasmas, sonido, y, obviamente, kilos y kilos de dulces. Sus vecinos también. Pa que usté se haga una idea, esto era en el sector de las casitas que aparecían en la serie Bakan, de Mega, así que todo era bien cachilupi y pipirisnais. Cuando íbamos a verla, mi mamá me ponía la tenida de salida poh oye, esa que solo estaba permitido usar cuando ibas a un lugar donde tenías que verte arregladito y ordenado. Mi problema es que a mi hermana chica también le tenían la misma tenida: pantalones rosados (con un cordón en la cintura que se me enterraba y me cercenaba la guata) y una polera blanca sin mangas con estampado de Winnie the Pooh. Sí, leyó bien. A mi hermana y a mí nos vestían con la misma ropa. Que bueno que crecimos...

Sinceramente, no recuerdo si fui a celebrar algún halloween allá en el barrio alto. Lo que sí recuerdo son los halloween en la casa de mi tía (la misma y única que siempre lee y comenta el blog), en un barrio menos alto, pero pipirisnais igual, porque es un condominio. Entonces, la sociedad chilena, haciendo gala del siutiquerío, término acuñado hace más de un siglo para definir cosumbres de la clase alta que la clase menos acomodada quería imitar, empezó a celebrarse el halloween en otros sitios que no eran ABC1, sino más bien de letra C. Y mi tía compraba muchos dulces, nos disfrazábamos para llevar a mis primas pequeñas a pedir dulces y partíamos a recorrer el condominio en busca de caries que después eran cubiertas con masticables, ojalá de manzana verde y Arcor. Recuerdo que mi tía a veces me mandaba a mí a dar dulces a los niños que pasaban a pedir a la casa. Y me retaba porque les daba un montón y las bolsas quedaban vacías en poco tiempo. Pero, ¿dónde estaba la lógica adulta entonces? Obviamente, si un niño le reparte dulces a otro niño, le va a echar un montón, porque la lógica es que tú eres niño y también pides dulces, y miras feo a esa señora que te echa solo dos caramelos en la bolsita, y tu odio traspasa tu máscara de Jason de luca, pero nada importa, porque no le inspiras lástima de más dulces a la señora. Entonces, cuando te toca a repartir a ti, dices "No más", y le echas la bolsa entera a ese niño que sabe tan bien como tú lo sacrificado que es caminar toda la noche buscando dulces para poder comer hasta fin de año sin gastar de tu propio dinero. Bueno, esa era mi lógica.

Quisiera decir que después de los 15 dejé de pedir dulces, pero no fue así. Mi hermana creció y me arrastró con ella a seguir el ritual de disfrazarnos y salir a la calle en halloween. Como medimos 1.50 cada una, pasa piola. Ahora, a veces estamos ordenando algún sector de la casa y encontramos bolsas con esos dulces que al final nunca logramos comernos, de haloweens pasados hace como tres, cuatro o años. Eso no es lo gracioso. Lo chistoso de todo eso es que nos preguntamos qué tan mal nos harán esos dulces vencidos hace milenios si decidimos probarlos. Bueno, estoy aquí escribiendo, así que nada grave sucedió.

Con los años, caminar eternamente y quedar cansado por unos miserables dulces que nunca terminaría de comer, el ritual se volvió aburrido. Empecé a salir a parrandear y la Open Blondie se convirtió en mi aliada en estas fechas. Buena música, copete caro (como en todas partes), baños de mujeres repletos, 8 ambientes y lo que todos callan, pero que todos piensan: la única fecha del año donde puedes parecer maraca y decir que es tu disfraz. Vamos, que todos han pensado eso alguna vez. El que diga que no es un mentiroso. Todo el mundo opina respecto a esto: los hombres, que su amiga se ve entera rica aunque se vea maraca, pero qué importa, ellos pueden verla y disfrutar. Mejor si está un poco ebria. Las mujeres también piensan que su amiga se ve media maraca, pero desde la envidia. Es como si dijeran "No puede ser, la muy maraca se ve más maraca y más rica que yo... Qué maraca esa maraca". Sprite, las cosas como son.

 Igual me gusta disfrazarme, por eso hago cosplay (sí, a veces, gracias), y halloween es la oportunidad perfecta para improvisar algo medio spooky, sexy, divertido o todo a la vez. Aún no sé qué usaré mañana y solo quedan un par de horas. Quizá recicle el corset, pero nada me convence aún. Estoy segura que llegaré de jeans y zapatillas a mi junta halloweenesca. De solo pensar en usar zapatos de taco alto me duelen los pies, porque verse bien y estar cómoda no siempre va de la mano. Sí, creo que usaré zapatillas. Nunca sabes si tienes que arrancar de un zombie o de tu vecino...

Feliz Halloween a todos~ 

PD: Aprendan a bailar cueca si se van a quejar de las festividades extranjeras que se celebran en estos días. O averigüen sobre el real origen de esta fiesta. Eso será tema para otra entrada, tal vez.


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miércoles, 28 de octubre de 2015

Nazismo Matutino

Bueno, el título habla casi por sí mismo. Todos sabemos de qué va el nazismo, ¿no? Según Wikipedia, "Los nazis instauran el control reproductivo de la sociedad alemana. Es imperiosa la necesidad de crear nuevos arios y sacar de circulación a aquellos que presenten defectos en nombre de la higiene racial, promoviendo la eugenesia y recurriendo a la eutanasia si hacía falta". En eso pienso cada mañana cuando me embarco en mi habitual viaje de una hora y media hacia el centro de la ciudad para ir a estudiar. Hablando de vivir lejos, una vez tuve una compañera que vivía en Rancagua y se demoraba menos que yo en llegar a clases. Me hacía bullying...

Retomando el nazismo, como todos sabemos y esto no es una clase de historia, los nazis querían eliminar a las razas menos puras para mejorar su propia especie, en detrimento de las demás. Y cada vez que tomo el condenado metro o uso Transantiago, pienso en eso. En esas ganas incontebibles de matar gente solo porque sí, sin razón aparente, y hacerlo pasar por limpieza de raza. En, al menos, esterilizar a algunos para que no dejen crías vivas en este planeta, porque, ciertamente, hay gente que está aquí simplemente gastando oxígeno.

Siempre me preguntó por qué la gente viaja en auto a sus trabajos, con esos tacos interminables de ida y de vuelta, lleno de bocinazos encabronados de gente enojada con la vida, hueones que no te dan la pasá ni aunque les hagas un queque, chóferes imprudentes que adelantan como si estuvieran en Rápido y Furioso y terminas encontrándotelos igual una cuadra más adelante porque se quedaron pegados en el semáforo que justo dio rojo, gente que recién está aprendiendo a manejar y avanza a 2 kilómetros por hora, o los que recién sacaron el auto de la automotora y van sin patente, manejando despacito para que el aire no les vaya a rayar el auto. Son los que tienen el auto un año entero con el plástico protector en los asientos, no sé por qué no les compran fundas... Con todas esas cosas malas, ¿quién quiere andar en auto por las mañanas? Yo no, me digo, porque no tengo auto y soy pobre. Así que tomo micro, metro, colectivo, bicicleta, patines; de todo, menos auto. Entonces está el otro dilema: usar el transporte público. Con la gente apretada como sardina, el olor a poto encerrado de los hueones cochinos (ni los lunes huele bien), las señoras velociraptor que te atacan salvajemente con sus carteras o el poto, dependiendo de lo que tengan más grande o a mano. También puede ser sustituido por un coche, una guagua o un carrito de feria. Con todas esas cosas malas, ¿quién quiere andar en transporte público por las mañanas? Yo, y no por opción, obviamente. Por eso me carga cuando alguien te empuja, tú le dices que tenga cuidado y el muy desmadre te responde "¿Por qué no te vai en taxi entonces?". A esos hijos de su puta madre malparidos, yo los mataría. Juro por Ilúvatar que los mataría. ¿Acaso creen que uno viaja por gusto ahí? Claro que tomaría taxi si pudiera. Es más, me iría en jet privado si pudiera. Y aterrizaría en sus testículos, o en su útero, para que no se reproduzcan jamás nunca en la vida. Claro que tomaría taxi, para no aguantar sacoweas como esos, ni tampoco a las viejas salvajes que parecen espartanas por conseguir un asiento. Una vez, en metro Tobalaba, una vieja de esas de mierda a las que todos odiamos, me empujó hacia un lado para quedar frente a la puerta y poder sentarse. Con toda la calma del mundo y la mierda hirviendo por dentro, le dije que tuviera más cuidado y seguí leyendo mi libro. La vieja no tardó nada en responderme con un sutil "Pa' que le dai tanto color, maraca culiá". Yo quedé con mi mejor cara de WHAAAAAAAT, le dije que era muy ordinaria y traté de seguir leyendo, a lo que respondió nuevamente "¿Y pa' qué tan señorita? Las señoritas como voh son las más putas". Le habría hecho un This is Sparta, pero habían demasiados testigos y cámaras. Y tengo un perro que depende de mi, así que lo pensé mejor, hice como que leía (a esas alturas ya no sabía qué mierda decía el libro, solo quería azotar con él a la vieja) y llegó el tren. Nos subimos y la vieja de mierda, pa más recacha, se sentó en el asiento que mi trasero se disponía a ocupar. Así que me senté al lado. Para los que viajan en Línea 4, quedé sentada en ese asiento huacho que está al frente del doble. La vieja estaba sentada en el asiento de la ventana. Cuando partió el tren, me siguió hueveando. Esta vez, con susurros al oído sobre lo puta que era yo y una infinidad de cosas que mi mente bloqueó. Yo no pesqué y traté de leer, pero no pude, así que me fui haciendo nada todo el camino, mientras la vieja dormía plácidamente. Y saqué una botella de agua de esas Vital de litro con pituto para beber más cómodamente. Qué buen invento... Yo me bajaba en metro Las Mercedes y la vieja seguía durmiendo, así que me dije que éste era el momento: Cuando el tren iba llegando a la estación donde me bajaba, me crucé mi bolso de deporte y lo afirmé bien, tomé mi botella con agua y la apreté hasta el infinito en la cara de la vieja de mierda, que casi se ahogó y empezó a aletear como Magikarp por la sorpresa. Obviamente, no me quedé a ver el espectáculo, las puertas se abrieron y yo corrí por mi vida como si fuera llegando tarde a una pep de Tato (una profe de contabilidad que es muy cabrona), pero las puertas no se cerraban nunca y temí por mi vida. Por suerte, no pasó nada y cuando el metro se cerró, vi a la vieja mirarme con odio a través de la ventana, con la impotencia misma reflejada en esos ojos cumas. A mí nadie me dice maraca y sale libre, perrita, ya tú sae...

Después de esa comiquísima anécdota, volvemos al día de hoy, donde mi nazismo creció a niveles descomunales, no por una situación específica como la de la vieja flaite, aunque hoy mi trasero se fue tocando con otro poto durante el viaje y fue incómodo y asqueroso al mismo tiempo. ¿Cómo sé yo si se bañaron? Hoy me fui más apretada que de costumbre y me puse a pensar en todas esas cosas que nos pasan a diario en los viajes, cosas que hacen que quieras limpiar el planeta de los sacos de huea, mejorar la especie y castrar a la mitad de la población. Imaginen todos los beneficios que eso tendría: menos reproducción, menos contaminación, menos bocas que alimentar, menos saturación de todo... ¡Puros beneficios! Deberíamos revivir a Hitler unos meses, a ver si se deshace de tanto imbécil que anda en transporte público en estos días...


10-4, mis queridos y no asiduos lectores de este disfuncional blog ♥~

lunes, 12 de octubre de 2015

¡¡Muuuushossss Añooooossss!!

NOTA 1: Juro que quería escribir esto cuando llegué a mi casa, pero me quedé dormida en el baño, en la cama y encima del escritorio.
NOTA 2: Juro que quise escribir el sábado, pero cuando tuve tiempo ya me había quedado dormida y desperté en el sillón a las 2 de la mañana, con un poquito de baba arrancándose de la boca y las rodillas casi en llamas por la estufa.
NOTA 3: Ya es lunes en la madrugada, espero terminar y poder dormir en paz, porque anoche llegué a soñar que tenía que terminar de escribir esto xD
NOTA 4: Aún es lunes, pero ya se pasó todo el día y todavía no termino. Vergüenza en mí...

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Estaba yo, en pijama, cuando ofrecimiento salvaje para beber apareció. Obviamente, no podía rechazar tan magna invitación, menos viniendo de la vieja escuela del fan club de Sonata Arctica (sí, estuve en un fan club y hasta fui tesorera).

Todavía pasada a cama, a las 11 de la noche, me emperifollé y me abrigué como hijo único porque hacía más frío que la chachu y partí hacia el infinito (Barrio Bellavista) después de echarme en remojo en la ducha. PERO la noche empezó mal: tomé el colectivo que me deja en la plaza de Puente Alto ¡y no tenía plata para pagar! Así que le dije al chófer que me dejara ahí mismo donde me había parado y le dije: "Solo tengo $400, disculpe" (era verdad, aún no pasaba al cajero). Pero mi cara de pena y frío debe haber sido suprema, porque el caballero me llevó igual por los miserables cuatrocientos pesos y llegué a la plaza sana y salva a tomar la 210. Porque la 210 te lleva a donde tú quieras llegar oee zii~

Cuento corto, fui la única que pagó el pasaje entre unas quince personas, me senté, me puse audífonos y empezó la travesía. Sí, travesía, porque antes de llegar a Plaza Italia me vomitaron, me escupieron y me tiraron cerveza encima. ¡Y el carrete todavía ni empezaba! No se auguraba muy auspiciosa la noche...

Al llegar a Bella, recordándome a mi misma constantemente que tenía que pasar al cajero, caminamos hacia el cerro San Cristóbal conversando cosas de suma importancia, como fue el capítulo estreno de The Switch, que me perdí porque me fui a dormir temprano, luego de haber visto el infartante partido Chile - Brasil. Casi al llegar al bar (Road House Blues, vayan cabros, está re bueno y las tablas son terrible contundentes (aunque no tocan mucho blues xD)), me di cuenta que no habíamos pasado al cajero... Vuelta a empezar... Porque el único cajero estaba en Patio Bellavista (¿han entrado alguna vez a esa hueá? miras los precios y te pones a llorar por ser tan clase media), con una fila enorme. Hasta que una tipa que iba saliendo gritó algo sobre un cajero vacío más adentro. Alexis fue el encargado de ir a revisar el lugar y que no fuera el mismo cajero fuera de servicio al que ya habíamos pasado. Con Isra hicimos la fila en el primer cajero y la llamada milagrosa nos salvó de morir petrificados esperando nuestro turno. Logramos sacar dinero y fuimos al bar a tomar... Juguito de frambuesa, obvio.

Cuando llegamos, la música taladró tanto mis sensibles oídos de princesa, que quedé sorda instantáneamente, así que chiquillos, hice como que los escuché toda la noche, pero no oí una mierda de lo que decían. No habían mesas dentro del local, así que - como buenos pobres - nos fuimos a sentar a las que estaban fuera, cagados de frío y tomando cerveza helada. Bien ahí... Quisiera decir que tuvimos conversaciones trascendentes y relevantes, con mucho contenido cultural y sapiencia, pero a quién queremos engañar... Terminamos hablando de los ex, cuántos kilos habíamos ganado, qué tan mierda había terminado todo, los accidentes de auto, los tobillos quebrados, los cambios de casa, el clima y el precio del dólar (bueno, esto no lo hablamos, pero debió haber sido un tema, es muy importante). Tampoco hablamos del clima, pero bueh...

Después de ¿una hora? cagándonos de frío afuera, pasamos al interior, pedimos una tablita con pollo, papas fritas y aceitunas. El barman - amigo de mis amigos - nos llenó los vasos vacíos (qué buena canción de Los Fabulosos Cadillacs) y seguimos tomando juguito de frambuesa. Estábamos en lo mejor (haciendo nada y viendo los vídeos que pasaba el DJ por la tele) cuando empezó a sonar una campana, o eso creí (luego descubrí que era el barril de cerveza) y Alexis empezó a grabar. Resultó que el sonido era un llamado de atención al show que venía a continuación: el Casco Ruso. Gracias a lo alto de la música, primero escuché que me decían Gasco Ruso, lo cual, obviamente, no tenía sentido alguno. Pensé que ya estaba ebria con tanto jugo de frambuesa. 

El barman puso tres vasos de shot en la barra y, no estoy segura de lo que echó, pero si era rusa la cuestión debía ser kvas, obvio. Aunque, pensándolo bien, probablemente fue vodka. Nuestro pintoresco bartender le calzó un casco negro al Isra, más semejante a un casco de cotillón que a uno de verdad, y golpeó el primer vasito de shot en la barra y después en la cabeza de mi ¿desafortunado? amigo. Y me dije a mí misma: "Misma, qué chistoso esto, por eso le llaman Casco Ruso, el golpe en el...". Y mi pensamiento se detuvo cuando el barman repitió la acción, pero ahora golpeó sobre el casco con un extintor tamaño jumbo y después ¡con un jodido barril de cerveza! Si el vodka no mató unas neuronas, seguro que los últimos golpes dejaron como mínimo un tec cerrado. Y todo quedó grabado en vídeo ashe dé (quiero ver ese vídeo). Luego, Alexis, como todo un caballero, me preguntó si quería tomar un Casco Ruso... ¡Ni cagando! Ya tengo suficiente titanio en un solo pie, no quiero más placas en el resto de mi cuerpo.

Después de esa extraña y poco convencional manera de beber alcohol, seguimos en lo nuestro: de pie frente a la barra, comiendo y bebiendo. Hasta que... Compañero salvaje del Isra apareció de la nada y empezó a presumir su reloj, la pérdida de peso y su doctorado en cómo correr. Nunca entendió que tengo disfunción patelofemoral en ambas rodillas y un pie operado lleno de titanio. El tipo insistía en que yo no sabía correr y que mientras más me alejara de la bicicleta, más lograría sentir mis piernas, o algo así. Ni que fuera meditación espiritual la hueá. Después le dio el discurso sobre cómo correr al Alexis, así que me escapé y terminamos hablando de los ex con Isra, nuevamente... Después de las clases sobre cómo correr adecuadamente, el maestro de la filosofía de pies planos para correr, intentó bailar metal de manera sensual. ¡Sensual! ¡Metal! A menos que sea Girls, girls, girls, de Mötley Crüe, dudo que el metal pueda ser bailado de manera sensual. Claramente, él no lo logró. Y mis ojos jamás lo olvidarán...

La noche ya era extraña por sí sola, pero aún más extraño fue cuando el señor don barman nos hizo señas a todos los que estábamos cerca de la barra para que nos apachurráramos y empezó a servir shots de vodka con limón. Fue la peor limonagria de mi vida. Quemó hasta el infinito y, bueno, siguió quemando... Nadie preguntó de dónde venía el copete, obviamente, había que puro tomar máh ná te digo oee ziii... Después nos enteramos que había sido un polaco sentado en el extremo de la barra, que no hablaba una pizca de español. Todo mi respeto y loveo para él, que invitó a un montón de desconocidos una ronda. Quizá quería ser popular y garcharse a una minits. Pasan qué cosas en esta vida.

Cuando ya estaba empezando a animarme, dijeron que el bar cerraba y nos echaron. Literalmente: "Saben que ustedes también tienen que irse", dijo una de las garzonas washonas. Así que nos fuimos. Chaquetas cerradas hasta el cuello (¿mencioné que hacía un frío de mierda?), partimos abrazados los tres intentando coordinar los pasos. Que bueno que no era gincana, de seguro perdíamos. También nos acompañó el salvaje y sensual amigo con doctorado en cómo correr, pero cuando cruzamos Vicuña Mackenna en dirección hacia el paradero de la 210, nuestro experto en trote salió corriendo y desapareció... De la nada... Así, paff... Nos miramos con cara de qué hueá  y me devolví a buscar al tipo, preocupada, o algo así. Hasta que un  McDonald's, rebosante de comida y malos olores, se cruzó en mi camino, así que decidimos pasar. Total, mi Junaeb invitaba. Hasta que ordenamos y la cajera dijo que no había sistema. ¡Y yo que quería un Cuarto de libra con queso! Al final, Alexis se paleteó con unas hamburguesas y compartimos mesa con unos cabros que estaban haciéndose un porro ahí en el local. Suave xD Cosas que uno ve de noche en los alrededores de Bella. Eso y que los muy @#~$%& del local me apagaron la luz del baño cuando fui a orinar y tuve que achuntarle a la taza (ni que fuera baño de bus...). Nos devoramos la comida y caminamos hasta el paradero. Por primera vez en mi vida, el colectivo pasó enseguida y tampoco tuve que hacer fila. Con esa suerte, me compraba un Kino si veía un local abierto. Igual tomé el colectivo porque la 210 pasó llena y no quería estaba en condiciones de irme de pie. Así que me aburguesé y pagué colectivo, así bien pudiente. Resulta que el colectivo salía más barato de lo que tenía calculado y me alcanzó para tomar taxi hasta mi casa después de bajarme en la plaza de Puente.

Bueno, la noche había empezado mal, se puso regular y terminó más que divertida junto a los viejos amigos. Hasta que llegué a mi casa, abrí la puerta de la calle, entré y la volví a cerrar, busqué la llave de la puerta de la casa y la maldita puerta no abrió. Me dije que seguro no había entrado bien y lo intenté de nuevo. Pero nada... Luego recordé que la puerta no abre cuando están las llaves puestas al otro lado. Y, con todo el miedo del mundo, tuve que golpearle la ventana de la pieza a mi hermana para que saliera a abrirme. Respondió con un suave y amable "¡Ahhh... No me wei!", y pensé que iba a tener que pasar la noche en la casita de perro que tengo en la calle para los perritos callejeros de mi villa. Hasta que la puerta se abrió y mi hermana me miró con una cara que podría haber usado en Halloween. Le di las gracias, entré, prendí el calientacamas (con este clima tan raro preferí no sacarlo, nunca se sabe) y también encendí el computador con la idea de dedicar unos párrafos a dos grandes amigos a los que, sin darme cuenta, extrañaba bastante. Pero me quedé dormida en el baño, en la cama y encima del escritorio, así que mejor me fui a dormir. FIN.



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