♪♪ Calurosa Navidad
Arriba el sol quemando nuestras calles
Calurosa Navidad
Es el sudor que moja nuestros trajes
Aquí no nieva nunca
Aquí no hay noches blancas
No hay guerras de nieve
Pero hay bombas de agua, bombas de agua ♪♪
De todas las canciones navideñas del mundo, ésta es la mejor, por lejos. Refleja exactamente lo que significa la Navidad en este lado del mundo: cagarse de calor, nada de nieve, sandía en verano, duchas frías, andar en ropa interior/desnudo por tu casa. Anoche hizo un calor del terror y terminé resfriada con este clima de mierda.
Mi Navidad empezó el lunes pasado, cuando fui a Meiggs a comprar lo que necesitábamos mi hermana y yo para hacer nuestro clásico regalo de todos los años: galletas. Porque con los años me di cuenta que a nadie le importa lo que le regales, sino cuánto le regales, así que decidí dejar de estresarme buscando el regalo perfecto porque nadie valora el esfuerzo, monetario y emocional, de ese regalo. Resulta que terminé comprándole un nuevo traje navideño a mi perro (el anterior se lo comió en algunas partes), calzas, demasiadas mostacillas, pocas cajas para envolver las galletas, me insolé, sudé demasiado, trataron de robarme el monedero, solo encontré la mitad de lo que necesitaba y me tomé un mote con huesillos.
Llegué tarde a mi casa porque el consumismo, el sistema imperante, el capitalismo, la fiebre navideña, el nacimiento del Pulento y el exceso de calor hacen que todo sea el triple de lento, caluroso, tedioso y agotador. El martes, llegué tarde a clases. El miércoles no fui a clases, desperté temprano (para mí, las 10 de la mañana es como madrugar), desperté a mi hermana (ardua tarea) y empezamos a amasar, cortar, hornear, sudar, bostezar, comer, seguir sudando con el horno y cabreadas, porque hacía un calor de mierda, mi casa es pequeña y el calor se demoraba menos que un pestañeo en llegar a todas partes, especialmente a mis axilas. Al final, terminamos de hornear a las 2 de la mañana, dormimos una mierda y nos levantamos el jueves a seguir horneando, cortando masa, adornando, llorando sangre, sudor y nada de lágrimas, porque el calor nos tenía deshidratadas y se nos iba todo el líquido en transpirar hasta por pestañear. Así que si usted probó nuestras galletas y las encontró un poquito saladas, ya sabe por qué.
El problema empezó cuando llegó mi progenitora del trabajo y teníamos el puto desmadre en toda la casa: la mesa llena de galletas sin adornar, las adornadas derritiéndose por el puto calor, fuentes con galletas recién horneadas sobre el mueble de la tele, en las sillas del comedor, encima de la cocina, sobre los sillones, en la mesa de centro... El único contento era mi perro, que corría a comerse todas las galletas que se desbordaban y caían al piso. Lo bueno es que no tuvimos que preocuparnos por limpiar el suelo, el Dante se encargó de todo. Quizá por eso no comió comida de perro ayer y la caquita le salió en arco iris por los colores del glaseado. Mi madre estaba furiosa, quería cocinar para poder cenar y nosotras todavía ni empezábamos a empaquetar nuestros regalos. Otro inconveniente fue cuando nos pidieron las budineras, llenas de galletas, para preparar la cena, Y tuvimos que meternos las galletas en un lugar que usted no quiere saber...
Pero después de arduas horas de deshidratación, la cara de mi madre presionándonos por terminar, y mi perro harto de comer galletas quebradas, terminamos. A la hora del hoyo, porque se supone que teníamos que llegar a cenar con mi padre (mis viejos son separados) a las 21:30, pero a esa hora estábamos terminando de envolver las galletas, sin ducharnos y aún no habíamos pensado en qué ropa ponernos. Digo, la gente presume sus fotos felices en las redes sociales, tengo que verme bien al menos una vez al año. Así que mi hermana se fue a duchar primero, siempre eludiendo la parte aburrida de cocinar: limpiar el cerro de mierda que dejamos tras las galletas. Me calzó, como siempre. Pero no quise hacer bulla al respecto, porque es más enojona que yo y se taima altiro. Así que ella se echó en remojo mientras yo limpiaba y después intercambiamos roles. Mi mamá seguía enojada porque me había demorado mucho en la ducha y ya habían empezado a cenar sin mí.
Después de quedar pochos comiendo, abrimos los regalos antes de las 12 y, sorpresa, cosas muy pulentas y útiles, justo como me gusta en un regalo. Quiero hacer una mención especial a mi tía Evelyn, única lectora de este blog y mi fan número uno, que cree que sus regalos no nos gustaron. Tía, resulta que las cosas que nos regala son caras y mi presupuesto de estudiante no me permite pasar de la crema de lechuga con olor a verduras, y menos comprarme un perfume, ni siquiera una colonia de Avon con olor a pachuli, así que sus presentes son muy bienvenidos y siempre los uso. De hecho, espero los cumpleaños y navidades. Lo bueno es estoy de cumpleaños a mitad de año, así que sé que justo dos veces al año voy a poder cambiar de perfume. Además, piense que nuestras galletas tampoco son la gran cosa, pero están hechas con amor para usted (y le hicimos una caja aparte para que no se comieran las suyas; aún nos quedan, venga a buscar si se le hicieron pocas) y eso es lo que cuenta. Al igual que su regalo, porque es muy útil para nosotras. Y a mí, como a usted, me gustan los regalos útiles. La amo ♥
Resultó que me había puesto la ropa elegante antes de cenar y me eché medio plato de comida encima (todavía no aprendo a comer). Vuelta a escoger qué ponerse... Opté por lo clásico y me puse mi vestido estándar-salva-ocasiones-combinable-con-todo y partimos a la cena con mi padre. Sí, tuve doble cena de navidad. Esa enorme mancha de aceite en mi ropa valió la pena.
De camino a la casa de mi padre, me fui coreando unas cumbias clásicas con mi hermana: el Maestro, Ráfaga, Amar Azul, Sabrina, puros hits. La emoción no duró mucho porque mi papá estaba enojado. No es que nuestra ausencia o presencia en su casa fuera a cambiar el curso de la historia y el mundo tal como lo conocemos, pero ya eran casi las 12 y todavía no llegábamos, así que fue comprensible que se enfureciera. Lo bueno es que llegamos justo cuando estaban empezando a servir la mesa y, como no es mi casa, me dijeron que me sentara y no tuve que ayudar en nada, ni lavar loza después de comer. En esta cena no me manché nada, de postre había flan de coco y tomé bebida hasta la muerte. Hoy estuve orinando mucho rato debido a lo último. Ni hablar de que quedé hinchada como pez globo y parecía galón de 15.
Entonces, llegó el momento de abrir los regalos. Como hay dos niños en la familia, y no somos ni mi hermana del medio ni yo, habían infinitos juguetes. A mi hermana más chica le regalaron tantos estereotipos y trabas mentales, que quise vomitar. Pero no era mi casa. Ni mi familia. Es increíble como nos parece tan normal regalar a las niñas coches de muñeca, barbies, carritos de supermercado, cocinas, juegos de té, pinturas... Al otro niño presente, lo mismo: estereotipos masculinos por kilos, autitos, skate, un monster truck a control remoto, cosas de niño. Lo único que yo quería era salir a probar el monster truck y terminamos probando las burbujas gigantes. Recuerdo que, cuando era pequeña, mis padres me regalaban puzles, libros, y también cosas de niña. Tuve muchas muñecas que terminaron peladas de tanto cortarles el pelo, otras que parecían payaso asesino por el rush rojo de mi mamá que yo me comía a mascadas, pero las complementaban con esas otras cosas que no eran propias de mi género. Resulta que mi hermana pequeña y el otro niño están tan estereotipados por los adultos, que da vergüenza. Y es culpa de los adultos, que no se dan cuenta de lo que realmente hacen los niños cuando juegan entre ellos. Mientras esperábamos la cena, le pregunté a mi hermana menor y al otro niño a qué jugaban y me respondieron que a las visitas. El chico tomaba las muñecas y jugaba con ellas, eso no lo hace gay. Mi hermana tomaba un caballo y lo hacía volar como un superhéroe, hacía sonidos de explosión y gritaba cuando moría. Y yo sigo sin entender por qué los adultos encuentras anormal que a las niñas les gusten los autos o jugar a la pelota y que los niños acunen en sus brazos a una muñeca. Cuando chica, yo quería ser ninja.
Cuando llegó el turno de mi regalo, ya que es todo un ritual esto de abrir los presentes, me estaban grabando con un celular y un flash de mierda que me cegaba. Destrocé el papel, saqué el obsequio y se me cayó la cara, porque era lo mismo que me había regalado mi madre. Como mis viejos son separados y no se hablan entre ellos, sin querer, compraron lo mismo. Pero tuve que sonreír, hacerme la sorprendida y agradecer igualmente. Ahora no sé qué hacer con estos dos regalos. Lo bueno es que a mi hermana del medio le regalaron una bicicleta, lo que significa que dejará de usar la mía y yo podré dejarla en el patio juntando polvo por el poco uso como corresponde.
Esta navidad fue extraña, como express, a la rápida, no me gustó. No lo pase mal, ojo. Comí rico y por dos, el viejito me trajo muchas cosas cheveres que me hacían falta y no compro porque soy una holgazana mantenida que no se puede/quiere costear ciertas cosas aún (ahora viene el típico comentario de "Claro, pero para irte a mochilear te sobra la plata" xD). Pero sí, estuvo extraña. Lo mejor fueron las galletas porque me gusta compartir con mi hermana (ahora que somos tres, tengo que decir con mi hermana del medio) y ver su evolución en el proceso de las galletas: estar contenta y motivada, después chata de todo, enojada, luego riéndose porque me mandé algún cagazo, porque siempre se me queman las galletas, también a punto de llorar porque no hemos dormido ni comido bien horneando 400 galletas... Todos los años digo que no háré galletas nunca más, pero en el fondo me gusta.
Espero que su navidad haya sido chévere, que no le hayan regalado calcetines, peinetas o manteles, como a Patana, que haya comido mucho y dormido poco (esa es la premisa de estas fechas), y, por sobre todo (ahora el típico comentario estándar de estas fechas), disfrutado con sus seres queridos, ya sea consumiendo en exceso o regalando paz y amor, cada quien tiene su manera de ser feliz, eso no se juzga. Lo importante es pasarlo bien.
¡Feliz Navidad ♥!
10-4, mis queridos y no asiduos lectores de este disfuncional blog ♥~